Las ventanas panorámicas y los ventanales de gran formato se han convertido en una constante en edificios modernos, tanto residenciales como corporativos.

Su capacidad para inundar los espacios de luz natural, proporcionar vistas despejadas y mejorar la sensación de amplitud, las convierte en una solución arquitectónica muy apreciada.

Sin embargo, el mantenimiento de estas estructuras no puede equipararse al de una ventana convencional. Su tamaño, exposición y materiales exigen cuidados específicos para conservar su funcionalidad, seguridad y estética a lo largo del tiempo.

A continuación, se detalla un enfoque completo para el cuidado de este tipo de cerramientos, abordando desde la limpieza de cristales hasta la conservación de marcos, herrajes y sellados, con una visión preventiva que permita alargar su vida útil.

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Limpieza eficiente del vidrio

Los cristales de grandes dimensiones requieren una planificación adecuada para evitar la acumulación de residuos, manchas por lluvia, contaminación ambiental o marcas de cal provocadas por el agua.

En zonas urbanas, especialmente en ciudades con alta polución como Barcelona o Madrid, es recomendable realizar una limpieza completa al menos cada 6 semanas, ajustando la frecuencia según la orientación, nivel de tráfico exterior o condiciones climáticas.

Para la limpieza se recomienda:

  • Agua templada con detergente neutro, evitando productos con amoníaco o compuestos abrasivos.
  • Uso de paños de microfibra, esponjas suaves o mopas telescópicas.
  • Aplicación de rastrillos de goma para un secado sin marcas ni gotas.
  • Evitar realizar la limpieza bajo exposición directa al sol, ya que el calor acelera el secado del producto y deja residuos visibles.

Una técnica eficiente consiste en trabajar el cristal en secciones, con movimientos horizontales en el interior y verticales en el exterior.

Esto facilita identificar rápidamente si queda alguna zona mal tratada.

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Conservación de marcos, perfiles y acabados

Los marcos de las ventanas panorámicas pueden estar fabricados en aluminio, PVC o madera tratada. Cada material requiere un tratamiento diferente:

  • En el caso del aluminio lacado, basta con limpiar con agua jabonosa y un paño suave, sin utilizar estropajos ni limpiadores alcalinos que puedan dañar el acabado.
  • Los perfiles de PVC deben mantenerse libres de suciedad en juntas y ángulos, empleando cepillos pequeños o aire comprimido.
  • Los marcos de madera necesitan mayor vigilancia. Conviene aplicar productos hidrófugos o barniz protector al menos una vez al año en fachadas con alta exposición solar o humedad.

En todos los casos es fundamental revisar los puntos de unión entre el perfil y el cristal, ya que una acumulación de suciedad en estas áreas puede interferir con el aislamiento térmico o acústico del cerramiento.

Herrajes, guías y sistemas de apertura

Tanto en ventanas correderas como en abatibles, los herrajes y sistemas de apertura requieren revisiones periódicas para garantizar su correcto funcionamiento.

En ventanales de gran tamaño, estos elementos soportan mayor peso y esfuerzo, por lo que un mal mantenimiento puede derivar en desajustes o bloqueos.

Las tareas más recomendadas incluyen:

  • Limpieza de los carriles inferiores y superiores en correderas, retirando restos de polvo o residuos con aspiradora y cepillos finos.
  • Lubricación de bisagras y mecanismos de cierre con grasa de silicona o aceite no corrosivo, preferiblemente cada seis meses.
  • Verificación del ajuste de las hojas, especialmente en sistemas oscilobatientes, para evitar roces o entradas de aire.

Además, es conveniente comprobar el estado de los topes de goma o de los sistemas de amortiguación en modelos de gran apertura, para evitar impactos que puedan fracturar el vidrio.

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Limpieza del exterior en altura

Uno de los principales retos que presentan los ventanales es la limpieza del exterior, especialmente cuando se trata de viviendas o edificios de varias alturas. Esta tarea debe realizarse siempre con medidas de seguridad adecuadas:

  • Para plantas bajas o primeras alturas, puede utilizarse pértigas telescópicas con cabezal articulado, que permiten alcanzar la parte superior sin necesidad de escaleras.
  • En alturas mayores, se recomienda contar con equipos de profesionales especializados, que utilicen arneses, líneas de vida, o plataformas elevadoras homologadas.
  • En caso de grandes cristaleras fijas no practicables, se pueden emplear robots limpiacristales, que funcionan mediante succión y realizan el trabajo con eficiencia en superficies amplias.

Una práctica útil antes de comenzar con el limpiado exterior es realizar una limpieza superficial con plumeros electrostáticos o aspiradoras de mano, para retirar polvo o residuos que puedan rayar el cristal en el fregado posterior.

Mantenimiento preventivo y revisión de sellados

El buen estado de una ventana panorámica no se limita al cristal o los perfiles. El sellado perimetral entre el marco y la pared es crucial para mantener la eficiencia energética del espacio. Un sellado deteriorado puede provocar filtraciones, condensaciones o pérdida de climatización.

Se aconseja revisar visualmente los bordes interiores y exteriores del marco cada seis meses. Si se detectan zonas con grietas, pérdida de elasticidad o separación del material, debe aplicarse un nuevo cordón de silicona neutra o sellador acrílico, adaptado al material del cerramiento.

También se debe:

  • Inspeccionar el cristal en busca de condensaciones internas, señal de que la cámara de aire de un doble acristalamiento puede haberse visto comprometida.
  • Mantener libre de obstrucciones los orificios de evacuación de agua, presentes en algunos perfiles.

Este tipo de acciones prolonga el ciclo de vida de la ventana, reduce la necesidad de intervenciones costosas y mejora el rendimiento térmico y acústico del inmueble.